El reglamento obligaría a los investigadores a buscar fórmulas alternativas a la experimentación animal, aunque permitiría esta práctica en caso de “no existir alternativas”. La modificación de la ley actual está motivada por la nueva legislación europea en materia de protección animal.
El Gobierno está preparando una normativa para prohibir el uso de grandes simios –gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes– en las investigaciones científicas y reducir los experimentos con el resto de animales, según avanzó ayer viernes la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría tras el Consejo de Ministros.
Francisco Garrido, profesor de Bioética en la Universidad de Jaén, afirma que la prohibición debería extenderse al resto de animales y asegura que ello no plantea problemas científicos ni económicos. «La experimentación en animales es éticamente inaceptable y científicamente poco fiable», declaró a la vez recordó cómo fallaron losestudios realizados en simios para valorar la toxicidad del aceite de colza adulterado, en los años 80.
Durante la investigación del aceite de colza adulterado fueron guillotinados 7 monos y no se encontraron indicios de toxicidad en sus músculos y vísceras. El catedrático de Medicina legal de Sevilla, Luis Frontela, declaró en 1987 «los monos no han muerto al administrarles tóxicos, incluso algunos han engordado». Sin embargo,1.100 personas murieron y otras 60.000 resultaron intoxicadas por esa misma sustancia.
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