Los perros criados para el comercio de carne son muchas veces cogidos de la calle o separados de sus familias. Otros pasan la práctica totalidad de su vida confinados en jaulas de alambre.
La tortura física y psicológica a la que son sometidos estos animales alcanza límites difíciles de asimilar. En el momento de ser matados, y debido a que el aumento de adrenalina intensifica el sabor de su carne, es habitual que los perros sean arrojados vivos al agua hirviendoo sean degollados deliberadamente delante de otros perros para aumentar así el grado de terror que experimentan.
► Advertencia: contenido gráfico de extrema violencia
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