Para evitar que los animales disecados volvieran al mercado negro, las autoridades destruyeron los cadáveres en una hoguera.
Tigres, monos, ciervos, osos, aves... hasta un total de 258 animales disecados, de 48 especies diferentes, fueron hallados por las autoridades de la capital de Indonesia. Los cuerpos fueron apilados y quemados en una gigantesca hoguera.
Varios cazadores furtivos mataban a los animales y posteriormente los disecaban con el objetivo de venderlos como elementos decorativos en el mercado negro.
En Indonesia es delito comerciar o poseer animales o partes de ellos siempre y cuando éstos pertenezcan a especies protegidas, como sucede en el caso del tigre de Sumatra. Sin embargo, la exportación de animales secuestrados de su entorno natural, vivos o muertos, es una práctica común.
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